Golosina y perezoso
Golosina y Perrozoso eran muy flojos. Comían y comían y comían. Y dormían y dormían y dormían. Pero un buen día, cuando despertaron de una siesta, estaban muy incómodos. ¡El sofá había encogido! ¡Los almohadones habían crecido! O al menos eso quisieron suponer...