El libro se presenta en una edición de pequeño formato. Es casi un libro-mudo. Sólo unas reglas de juego, un apartado sobre las teorías del bostezo (una fantástica máquina inventada por el profesor Z.Z. Borrego es la responsable) y una felicitación final componen un texto que no invade el cuerpo principal de las ilustraciones, verdaderas protagonistas del libro, unas imágenes sencillas, con una buena, y atrevida en ocasiones, combinación de colores, divertidas, a veces inverosímiles, que en cualquier caso resultan muy ingeniosas y cumplen su objetivo: contagiar el bostezo a quien se asome a sus páginas.