El sapo y los niños
Dos niños muy zoquetes y más malos que la tiña se pasaban el día correteando por los ríos y bosques de los alrededores de su pueblo. Les encantaba hacerles gamberradas a los animales: tirarles piedras a los pájaros con el tirachinas, ponerles trampas a los monos, ahogar a los gatos y cortarles el rabo a los perros. Habían convertido el maltrato a los animales en parte de su repertorio de juegos. Pero hay que ser muy corto de entendederas para disfrutar con el sufrimiento de otros, tal como les demuestra un sapo muy espabilado.